Generó cierto alboroto la nota firmada por secretario de Relaciones Internacionales del Partido de los Trabajadores, Romênio Pereira, debido a que ese documento describió la reelección del presidente nicaragüense Daniel Ortega con 75% dos votos como “una gran manifestación popular y democrática”.
Al parecer ha sido tamaña la presión desde la prensa y las redes sociales que decidieron retirar el comunicado del sitio web oficial del partido, con la excusa de que no contó con la aprobación de la dirigencia.
Pero veamos los hechos.
La controversia sobre la legitimidad de las elecciones, ocurridas el último día 7 de noviembre, fue provocada por el hecho de que la Justicia de Nicaragua ordenó la prisión de algunos líderes opositores meses antes de los comicios. Sobre este tema, hay que aclarar que esos personajes, posibles candidatos, han sido denunciados por actividades financiadas con dineros presuntamente enviados desde el extranjero. Han sido presentadas las pruebas de ese financiamiento incluso por vehículos de prensa de los Estados Unidos, país que además es la principal fuente de esos recursos.
A juzgar por los antecedentes, esos valores alcanzarían los millones de dólares, o de euros en algunos casos, los que serían utilizados para sostener periódicos opositores, organizaciones no gubernamentales e incluso acciones para generar movilizaciones de protesta en contra del gobierno. Además de la muy evidente disposición de la Casa Blanca a derrocar gobiernos que son contrarios a sus pretensiones hegemónicas, por cualesquiera que sean los medios para hacerlo, también cabe señalar que no hay registro de algún país que acepte recursos traídos desde fuera de sus fronteras para que incidir en su política interna, empezando por los mismísimos Estados Unidos.
Este episodio ha sido utilizado como pretexto para considerar al gobierno de Nicaragua como una dictadura. En ese relato, las elecciones serían solamente una fachada, suponiendo que la inhabilitación de opositores habría viciado su resultado. El problema, por lo tanto, no estaría en la estrategia de sabotaje de Washington contra los sandinistas, pero sí en el hecho de Managua haber decidido defender su derecho a la autodeterminación.
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Daniel Ortega ganó las elecciones en Nicaragua este domingo (07/11) y asumió el 4º mandato consecutivo
El gobierno de Daniel Ortega claramente posee vicios y problemas, amplificados por el hecho de tener a la esposa del mandatario, Rosario Murillo, como vicepresidenta, lo que regala argumentos para acusar el Ejecutivo de nepotismo. Pero son ingenuos o mal pensados quiénes creen que esos movimientos financiados por los Estados Unidos tienen intenciones democráticas, cuando su objetivo es justamente transformar a Nicaragua en un paria internacional, con la ayuda de las corporaciones de prensa. Esa versión ha quedado bastante cuestionada después que Bush hijo ocupó el sillón em el que antes se sentó su padre, y desde entonces los estadunidenses pasaron a distribuir abrazos y besos a monarquías despóticas, como la de Arabia Saudita.
A este juego se le llama geopolítica. La Casa Blanca considera que gobiernos como el sandinista pueden reforzar la influencia de China y Rusia en Latinoamérica, y que representan, con sus problemas y virtudes, una posibilidad de que las fuerzas de izquierda consoliden una alternativa autónoma de integración regional, generando un escenario aún más desfavorable a la principal potencia imperialista del orbe.
Como de costumbre, esos intereses son enfrascados en una cantinela sobre la defensa de la democracia y la libertad que es la más pura hipocresía. Nadie escuchó a esa dulce melodía cuando Jair Bolsonaro fue elegido presidente de Brasil luego de que Lula fuera encarcelado de forma arbitraria, o cuando Evo Morales fue derrocado en Bolivia por un golpe de Estado.
Lamentablemente hay quienes todavía se conmueven y se dejan convencer por las lágrimas de cocodrilo vertidas tanto por los señores del Norte cuanto por sus secuaces. El secretario de Relaciones Internacionales del PT tuvo el coraje y la lucidez de confrontar una vieja muletilla mistificadora.
(*) Este texto fue publicado originalmente en el diario Folha de S.Paulo el 11 de noviembre de 2021.