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En el borde del sur de Tel Aviv, la ciudad de Ramat Hasharon, con sus 65 000 habitantes, acoge una de las escuelas más famosas de Israel. Fundada en 1950, la Hakfar Hayarok (en hebreo significa “Villa Verde”) nació para albergar a los niños pobres y los niños de los inmigrantes que recién desembarcaban en el país.
Estaba inspirada en el modelo diseñado por Janusz Korczak, un pedagogo polaco de origen judío, que pasó a la historia por su papel en el levantamiento del gueto de Varsovia durante el nazismo. Deportado a Treblinka, uno de los campos de concentración y exterminio, fue asesinado en agosto de 1942.
Mikhail Frunze/Opera Mundi
Su filosofía educativa era audaz, en una era conservadora y autoritaria. Korczak abogaba que los niños deberían ser tratados con igualdad y respeto, transformando las escuelas en sociedades de niños en las que los estudiantes tendrían lugar y voz. Deberían organizarse mediante una combinación de educación y trabajo a tiempo completo, con los estudiantes viviendo en los dormitorios de estos establecimientos, que también contarían con casas para los maestros y sus familias.
“Cuando se creó la escuela, vivíamos el apogeo del movimiento kibutzim”, dice la profesora Ruth Fishbein, en referencia a las granjas colectivas que proliferaron en el momento de la creación del Estado de Israel. “Los fundadores pensaron en una clase de kibutz de niños, con actividades escolares y agrícolas, donde los niños tendrían derecho a educación y vivienda gratis”.
Contrariamente a lo que es común en el país, en que estudiantes judíos y árabes israelíes son separados en sistemas distintos, el Hakfar Hayrok es una escuela mixta. Una cuarta parte de los estudiantes pertenecen a otras etnias y religiones. Muchos de ellos son extranjeros. “Somos una isla de excelencia, pero inspirada por las ideas humanistas”, dice Ruth. “Aquí les enseñamos a los niños a vivir en la pluralidad y la tolerancia, en el amor al prójimo, dar más importancia a la paz que a la tierra.”
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El área de la universidad tiene granja lechera, varias cafeterías y exclusivo edificio para las clases de música y artes
Con 1700 estudiantes, la escuela cuenta con instalaciones envidiables. Granja lechera, canchas deportivas, pista de equitación, amplios comedores, un pequeño zoológico para la enseñanza veterinaria y un edificio dedicado exclusivamente a las clases de música y arte.
Crisis
Hace ocho años, corrió el riesgo de ser cerrada. Es una propiedad pública, y perdió muchos recursos con los recortes presupuestarios del gobierno. Hubo quien la consideró, en el Ministerio de Educación, cara y anticuada. Hakfar Hayrok se vio obligada a reinventarse a sí misma.
El primer paso fue comenzar a cobrar una cuota mensual relativamente modesta, alrededor de 200 dólares por estudiante. También arrendó parte de sus tierras a empresas y los alquileres recibidos comenzaron a ayudar en las cuentas. Se abolió el requisito de que los estudiantes vivieran en la escuela, una situación que en la actualidad alcanza sólo un 20% de los matriculados. Por último, creó estructuras para atraer a los estudiantes con talentos y repertorios encima de la media.
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“Volvimos a ser referencia en el país, impulsando otras escuelas a encontrar maneras de sobrevivir y mantener la calidad del sistema”, dice la profesora Ruth. “Si no hubiéramos adoptado estas medidas, no podríamos resistir a los recortes presupuestarios y a la presión inmobiliaria para que nuestros espacios fueran incorporados al mercado residencial o corporativo.”
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Israel mantiene un alto nivel de enseñanza e invierte fuertemente en la formación de capital humano. Una investigación de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) de 2012, colocó en país en el segundo puesto en el ranking de los más educados del mundo, con un 46% de la población adulta con educación superior, detrás apenas de Canadá.
[Profesora Ruth frente a la imagen de Janusz Korczak]
Su buen desempeño va más allá de la universidad. Ocupa el lugar 17 en el promedio de tiempo de escolaridad, uno de los elementos que componen el Índice de Desarrollo Humano, elaborado por las Naciones Unidas. Pero el sistema ha sido testigo de una disminución de su cuota de presupuesto en relación al PIB.
En los 80, el gasto público anual en educación era equivalente al 8.6% de todos los valores producidos por la economía. Sufrió una drástica disminución en la década siguiente, llegando al 6,1%, cuando el gobierno de unidad nacional (formado por laboristas y conservadores) implantó reformas liberales profundas. Se mantuvo en ese nivel hasta el final de la primera década del siglo, para después a caer por debajo del 6% en los últimos cuatro años.
Una vez que la producción total (la base del cálculo) creció significativamente, no se redujeron los fondos absolutos, a parte entre 1985 y 1995, pero el sistema se ha privatizado parcialmente, y parte la red pública perdió su gratuidad en las mejores escuelas, como la Hayarok Hakfar.
Otro factor importante es la disminución en el gasto total por estudiante, que tiene el 78% de su origen en los fondos públicos y el 22% en fondos privados. Si la reducción en la enseñanza primaria y secundaria no fue muy relevante -, respectivamente, del 20,50% y 21,88% del PIB per cápita en 1999 al 19,46% y 20,40% en 2010, según el Banco Mundial – los números universitarios son fuertes: una caída del 30.93% al 21.28%.
Algunas consecuencias de estos recortes son severas. Los profesores se quejan del aplanamiento de los salarios, las aulas son más numerosas, la calidad de la educación ha disminuido, de acuerdo a distintas evaluaciones. Una de estas pruebas, organizada por la OCDE en 2007, colocó a los estudiantes de secundaria israelíes en la penúltima posición entre los 40 países más ricos, en relación al conocimiento de las matemáticas.
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Ranking de la OCDE pone a Israel como el segundo país más culto del mundo, sólo por detrás de Canadá
Junto a los problemas causados por la disminución de la financiación educativa, Israel se enfrenta a un problema peculiar, en referencia a las relaciones de la religión con el Estado. Además de las escuelas públicas regulares, en las que están matriculados la mayoría de los estudiantes, el gobierno sostiene una red de instituciones oficiales dedicadas al estudio de la Biblia (para familias ortodoxas) y subsidia a los establecimientos educativos independientes de los ultra-ortodoxos.
Estas escuelas, las Chinuch Atzmai, tienen 80 000 estudiantes, solamente necesitan aplicar el 55% del currículo oficial y se dedican casi exclusivamente a la enseñanza de la Torá. Después de un debate que duró décadas, el gobierno aprobó el 15 de mayo una medida que obliga los estudiantes de estos establecimientos a pasar por los exámenes y lograr cierto nivel de conocimiento general, bajo el riesgo de que la subvención oficial no se mantenga.
“La fortaleza de este país es la educación”, dice Ruth Fisbein. “Pero vivimos en una época de mucho esfuerzo, por parte de los educadores y de las escuelas como Hakfar Hayarok, para defender nuestros valores pedagógicos y preservar una educación de calidad como un derecho universal de los israelíes.”
Traducción: Kelly Cristina Spinelli