El próximo 4 de septiembre Chile irá a las urnas a votar Apruebo o Rechazo al nuevo texto constitucional, pero desde que culminó el trabajo de la Convención los contenidos de la nueva Constitución han debido pasar por un espeso bosque de mentiras, fake news y campaña del terror que impulsa la derecha y el poder económico.
Las fuerzas sociales, por su parte, que impulsaron las críticas al modelo neoliberal chileno y que derivaron obligando a la clase política a un acuerdo transversal para cambiar la Constitución de Pinochet, se encuentran hoy desplegada en los territorios tratando de llevar una verdad a los barrios con las desventajas de siempre: una campaña millonaria para el rechazo y un apruebo con menos recursos económicos pero que apuesta al cambio cultural de estos últimos años de real incidencia democrática por parte de la ciudadanía.
¿Cuáles son los principales cambios al modelo chileno? La nueva Constitución propone transformar a Chile en un Estado social y democrático de derecho, abandonando los casi 40 años de subsidiariedad que delegaron en el mundo privado la mayoría de los derechos a la educación, la salud, la vivienda, entre otros. Por supuesto que “las isapres” (modelo privado de salud) se sienten amenazadas y repentinamente atraviesan problemas económicos que podrían derivar en su quiebra.
Los mercaderes de la educación, critican la creación de un nuevo Sistema Nacional de Educación que prohíbe toda forma de lucro, desenmascarando así una educación privada que se ampara en la libertad de enseñanza, una libertad que la constitución de Pinochet permitía pero que generaba profundas diferencias sociales.
El derecho de propiedad sobre toda clase de bienes, lo que incluye el derecho a la vivienda es otro frente que la derecha utiliza para infundir miedo en la población. Han diseminado la idea de que la gente podría perder sus viviendas a sabiendas que lo que hace el texto es totalmente lo contrario y como subterfugio más rebuscado, se pagan estudios a economistas que advierten los altos costos económicos que implica entregar dignidad.
Twitter/Chile Convención
El próximo 4 de septiembre Chile irá a las urnas a votar Apruebo o Rechazo al nuevo texto constitucional
La innovación quizá más criticada por la derecha es el reconocimiento de Chile en su plurinacional. El país tiene 10 pueblos indígenas existentes en todo su territorio y su población es cercana al 12%. Desde el año 2008 Chile suscribió el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), pero nunca permitió que existiera un reconocimiento constitucional de su identidad. La nueva constitución distingue además en autonomías territoriales para salvaguardar su cultura, tradiciones, historia y por supuesto la representación dentro del desarrollo local.
Y quizá lo más potente en la nueva Constitución sea la categoría de “bienes comunes naturales” respecto de los cuales el Estado tendría un deber especial de custodia. Se consideran en ellos el mar, las playas, los glaciares, los humedales y el agua en todos sus estados. Sobre ésta última se establece su incomerciable y que serán concedidas basándose en la disponibilidad efectiva de ellas. Con los bienes comunes, se reconfigura un modelo, un mercado y Chile se proyecta como un Estado preservador de los elementos que están incluso en peligro frente al cambio climático.
Pero, es tal la fuerza de las mentiras que el presidente Boric, instó a los partidos de su coalición a acordar cambios en todas aquellas materias que han servido a la oposición para confundir la ciudadanía. Una decisión peligrosa que implica jugar en la cancha de las mentiras en vez de fortalecer la vanguardia temática y estructural con la que Chile puede enfrentar una nueva era de desarrollo inclusivo, la soberanía de sus recursos y la profundización de las decisiones democráticas. Habrá que confiar en la sabiduría del pueblo chileno para este 4 de septiembre.
* Paola Cornejo Ortiz é jornalista e mestre em Antropologia.